Lo que comenzó como un disturbio interno en Siria en marzo de 2001 se convirtió en una crisis regional, que luego llegó a ser una crisis internacional. Hoy en día, la crisis en Siria afecta a toda la región que rodea al país, más críticamente a los vecinos de Siria, que han tenido que lidiar con la inestabilidad en las fronteras que comparten con el país. Por sí sola, la dimensión humanitaria directamente afecta a Turquía, Irak, Líbano, Jordania y Egipto, países que, desde febrero de 2014, estaban albergando a casi 2,5 millones de refugiados.
Sin embargo, las repercusiones a largo plazo aún más significativas podrían incluir una reforma de todo el Medio Oriente. La crisis ha profundizado las divisiones en la región a lo largo de las líneas sunitas y chiítas. Además, los kurdos siembran las semillas para una región autónoma kurda adyacente a la de Irak, causando preocupaciones estratégicas y de seguridad para todos los países limítrofes. A nivel global, los más graves riesgos son que Siria podría convertirse en terreno fértil para militantes islámicos, y que grupos militantes tales como ISIS, al-Qaeda o Hezbolá podrían adquirir y usar las armas biológicas y químicas del régimen de Bashar al-Assad.
Desde el punto de vista de Turquía, hoy en día la crisis presenta cuatro amenazas directas a su seguridad. En primer lugar, está la cuestión de seguridad fronteriza, especialmente desde que los enfrentamientos entre las fuerzas de Assad y las fuerzas anti-régimen han traspasado la región fronteriza donde se encuentran aproximadamente 600.000 refugiados. Las violaciones fronterizas han llevado a Turquía y Siria al umbral de la guerra, mientras que el emplazamiento de misiles Patriot por Turquía cerca de la frontera compartida por los dos países, han empeorado las ya tensas relaciones con Irán y Rusia. Turquía sufrió un gran incidente terrorista relacionado a la crisis en Siria — ataques de coche bomba en Reyhanli en 2013— que resultó en las muertes de más de 50 turcos.
En segundo lugar, la posibilidad de que los kurdos, ubicados al norte de Siria, ganaran alguna forma de estatus autónomo, despierta preocupaciones en torno a que los 14 millones de kurdos que habitan en Turquía se sientan motivados a renovar su iniciativa para establecer una región autónoma. En tercer lugar, hay preocupaciones acerca de que la parte septentrional de Siria pueda convertirse en una base de rebeldes separatistas del Partido de Trabajadores de Kurdistán (conocido como el PKK), con el cual Turquía entabla precarias negociaciones de paz después de luchar durante casi 30 años. En cuarto lugar, existe la amenaza global que ISIS y al-Qaeda (grupos militantes radicales, con ideas afines) inicien su establecimiento en Siria. En el caso de Turquía, esto significa tener de vecinos a grupos vinculados a al-Qaeda y que, posiblemente, se convierta en un punto de tránsito para militantes islámicos rumbo a unirse con la yihad en Siria.
La crisis del F-4 Phantom
Cuando inicialmente estalló la crisis, Turquía usó el diálogo e intentó persuadir al régimen de Assad para poner fin a la violencia. A medida que la violencia continuaba, Turquía cambió su postura por completo, en la cual criticó duramente a Assad y exigió su renuncia. Turquía, con el tiempo, se convirtió en parte del conflicto cuando permitió que su territorio fuera empleado como base de apoyo y refugio para las fuerzas anti-Assad. Turquía protegió a los integrantes del Ejército Libre Sirio (FSA, por sus siglas en inglés) y desertores militares que luchaban contra las fuerzas sirias. En consecuencia, las relaciones turco-sirias rápidamente comenzaron a deteriorarse aún más.
El carácter de la crisis se tornó regional el 22 de junio de 2012, cuando Siria derribó un avión de vigilancia RF-4 turco (un F-4 Phantom), que se estrelló en el mar Mediterráneo (véase el mapa en la Figura 1). Después del incidente, el primer ministro turco Erdoğan lo declaró un acto hostil y anunció que Turquía, en ese entonces, consideraba a Siria un peligro evidente y presente. Erdoğan advirtió que Turquía consideraría una amenaza a todo elemento militar que se aproximara a la frontera de Siria y lo trataría como blanco militar. El 24 de junio del mismo año 2012, Turquía invocó el Artículo 4 de la Carta de la OTAN, en el que se permite consultas con los aliados si un Estado miembro considera que su seguridad está siendo amenazada. La reunión de la OTAN tuvo lugar el 26 de junio en Bruselas, donde la alianza expresó su solidaridad con Turquía.
La situación era significativa por varios motivos. Además de elevar el conflicto al nivel regional, también puso la crisis en la agenda de la OTAN. La activación de la OTAN por Turquía marcó una nueva fase en la crisis que, hasta ese momento, se había centrado en la diplomacia de la ONU.
Seguridad fronteriza
El número de refugiados que viven en campamentos a lo largo del lado turco de la frontera con Siria ha aumentado de 500.000 a fines de 2012 a más de 600.000 a principios de 2014. En abril de 2012 comenzaron a producirse pequeñas violaciones fronterizas, cuando las fuerzas de Siria atacaron uno de estos campamentos de refugiados, en el cual resultaron muertos dos refugiados y se hirió a dos turcos. Con el transcurrir del tiempo, el combate entre el FSA y el régimen de Assad alcanzó la frontera entre Turquía y Siria. Las fuerzas del FSA capturaron algunos puestos fronterizos de Siria, pero las fuerzas de Assad continuaron resistiendo con bombas. El Ejército turco desplegó tropas, vehículos blindados de transporte de personal y baterías de misiles a la frontera con Siria para fortalecer sus defensas. A mediados de julio de 2012, Bab al-Hawa, un paso fronterizo importante, cayó en manos de los rebeldes sirios y rápidamente se convirtió en un punto de concentración yihadista. El turismo de la región se desvaneció, lo cual afectó negativamente a muchas empresas del lugar.
Las violaciones fronterizas continuaron hasta el otoño de 2012. El 3 de octubre de 2012, el fuego de morteros de Siria cayó sobre la ciudad turca de Akçakale, donde resultaron muertos cinco ciudadanos turcos (dos mujeres y tres niños). Las Fuerzas Armadas turcas respondieron rápida y agresivamente al fuego, al bombardear los tanques y vehículos blindados sirios, en un intercambio de fuego de artillería que duró 6 días. El Parlamento turco aprobó una proposición de ley que autorizaba al Gobierno a desplegar tropas en Siria, en caso de ser necesario. A esto le siguió un incidente el 12 de noviembre de 2012, cuando aviones caza sirios atacaron a blancos de la oposición a menos de 400 metros de la frontera entre los dos países, obligando al despliegue de dos aviones F-16 turcos al área para llevar a cabo una misión de reconocimiento y patrulla. Los aviones estaban armados y los pilotos recibieron órdenes de derribar cualquier avión sirio, en caso de haber violación del espacio aéreo turco.
El 21 de noviembre de 2012, Turquía oficialmente solicitó a la OTAN el despliegue de sistemas de misiles tierra-aire Patriot a lo largo de la frontera con Siria; los misiles Patriot de tierra–aire fueron desplegados a principios de febrero de 2013. Los Países Bajos, Alemania y Estados Unidos proporcionaron el modelo avanzado de los misiles PAC-3 que Turquía necesitaba para interceptar los misiles balísticos y fueron ubicados a 60 millas al norte de la frontera. Tanto Irán como Rusia criticaron el despliegue y declararon que esto no era una disuasión, sino una provocación o excusa para que la OTAN estuviera presente en la región. Un oficial militar iraní de alto grado comentó que esta acción prepararía el terreno para una guerra mundial.
La mayor pérdida de vidas turcas fue en el ataque terrorista del 11 de mayo de 2013. Fue el ataque terrorista más grande en Turquía desde los ataques de al-Qaeda de 2003 en Estambul. Ataques gemelos con coche bombas golpearon la ciudad de Reyhanli, cerca de la frontera entre Turquía y Siria donde muchos refugiados sirios habían buscado albergue. Los ataques dieron como resultado más de 50 personas muertas y centenares de ciudadanos turcos heridos. Los funcionarios turcos pensaron que los perpetradores estaban vinculados a la agencia de inteligencia de Siria, relacionados con el régimen de Assad y habían llevado a cabo el ataque en respuesta a la política de Turquía con relación a Siria. El incidente también tuvo implicaciones internas. Creó un tumulto en Turquía, donde muchas personas criticaron la política del Gobierno turco con respecto a Siria y se quejaron de que dicha política había llevado al ataque.
La autonomía kurda
Un aspecto importante de la crisis que afecta directamente a Turquía es la posible formación de una región kurda autónoma en Siria, adyacente a la de Irak. Durante mucho tiempo, Turquía ha temido que dicho escenario motivara los esfuerzos de la autonomía kurda en Turquía, o llevara a demandas territoriales similares entre su propia población kurda. Los kurdos en Siria se organizan e intentan establecer su propia región. Turquía lo percibe como una amenaza a su integridad territorial, dado que casi la mitad de la población kurda de 30 millones vive en Turquía. Por lo tanto, la posición del Gobierno de Turquía con relación a Siria ha sido que el régimen debe irse, pero que se debe conservar la unidad siria. Turquía no quiere ver una Siria fragmentada a lo largo de las líneas étnicas.
En realidad, el asunto es regional y abarca a todos los países en los que viven los kurdos: Irán, Irak, Siria y Turquía. En todos los países, los kurdos viven en áreas que consideran parte del gran “Kurdistán”. Consideran a Kurdistán como una región de cuatro partes: Kurdistán oriental (Irán), Kurdistán occidental (Siria), Kurdistán meridional (Irak) y Kurdistán septentrional (Turquía). En Irak ya se ha establecido una región semi-autónoma. Esta región tiene la mayor parte de las características de un estado independiente, incluyendo su propia constitución, parlamento, bandera, ejército, frontera y servicio guarda frontera, himno nacional, aeropuertos internacionales y sistema educativo. La región kurda en Irak es una inspiración para los kurdos en los países vecinos de Siria, Irán y Turquía.
La meta a corto plazo de los kurdos sirios es tener una región autónoma, similar a la región en Irak. A largo plazo, hay ambiciones de establecer una confederación kurda o incluso un Kurdistán independiente y unido. Como es el caso con todo movimiento nacionalista, el sueño final es la independencia, pero es poco probable que esto ocurra en un futuro previsible.
La frontera entre Turquía y Siria divide a los kurdos étnicos y las tierras tradicionales de los kurdos. Trazada a finales de la Primera Guerra Mundial para que siguiera una línea ferroviaria otomana, esta tierra es de aproximadamente 560 millas de extensión y la frontera más larga que Turquía comparte con sus otros vecinos. Las personas en ambos lados de la frontera están vinculadas entre sí. Si los kurdos en Turquía y Siria hablan de sus respectivas regiones, usan los términos “arriba de la línea y “debajo de la línea”. En realidad, los dos grupos son uno y la frontera entre Turquía y Siria es, en realidad, una frontera turca-kurda-siria (véase la Figura 2).
Al principio, los kurdos en Siria no tomaron partido en el conflicto; mantenían su distancia tanto del régimen de Assad como de los rebeldes, centrándose en la seguridad de sus propias ciudades. Consideraban la situación en Siria como una oportunidad histórica para sembrar las semillas de una región kurda autónoma en el área. En lugar de involucrarse en el conflicto, se centraron en la unificación nacional kurda, al establecer un ejército y proteger a sus pueblos. A medida que se extendía el conflicto al resto del país, una línea de pueblos con una mayoría kurda en el norte se apoderó de la autoridad local del gobierno central y tomó control de la mayoría de las instituciones estatales en el norte de Siria, incluyendo estaciones de policía.
El grupo kurdo más poderoso en Siria es el Partido de la Unión Democrática (conocido como el PYD), considerado como el contingente sirio del PKK. Además del PYD, otros 15 grupos kurdos están unidos bajo el nombre del Consejo Nacional Kurdo (KNC, por sus siglas en inglés). El 12 de julio de 2012, el KNC y el PYD se unieron para formar el Comité Supremo Kurdo en Erbil, la capital de la región del Kurdistán iraquí. Esta fue una iniciativa de Massoud Barzani, líder del Gobierno Regional Kurdo. En el acuerdo de Erbil, el KNC y el PYD se comprometieron al control conjunto de las ciudades kurdas y planificaron aprovechar todo vacío administrativo para establecer su autoridad en las ciudades kurdas de Siria. Los grupos incluso establecieron una facción armada denominada Comités de Protección Popular.
Sin embargo, el PYD se convirtió en la facción kurda más poderosa de la región, al demostrar que contaba con la capacidad de llevar a cabo distintas actividades de gobernanza en toda la Siria kurda. El PYD mantuvo su dominio sobre la administración kurda debido a su organización, redes y control sobre las facciones policiales y militares del Comité Supremo Kurdo.
En julio de 2013, Saleh Muslim, jefe del PYD, anunció un plan para crear una comisión administrativa interina que representara a todo el Kurdistán occidental. El plan representó un paso importante hacia la autonomía kurda en Siria, una ambición de los kurdos sirios. Sinem Khalil, un integrante del Comité Supremo Kurdo, declaró en su primera reunión del 24 de julio de 2012 que el pueblo kurdo en Siria tenía sed de unidad, la cual los ayudaría a lograr sus ambiciones y que esto era su enfoque principal en ese entonces. Además, dijo que pensaba que su sueño kurdo (la autonomía) se haría realidad.
Los kurdos en Turquía prestan mucha atención a estos acontecimientos. Leyla Zana, una integrante kurda del parlamento turco, ha urgido a todos los kurdos de Irak, Irán, Turquía y Siria a unirse y esforzarse juntos por sus causas, diciendo que después de siglos, una puerta de libertad se ha abierto para el pueblo kurdo. Independientemente, el líder del PKK, Murat Karayılan, declaró en una entrevista con un periódico inglés en Erbil que los kurdos, al ver aparecer otros sistemas federales en todo el mundo, piensan que tienen el derecho de establecer un estado; se consideran una nación.
La cuestión del PKK
Turquía tiene una historia dolorosa con el movimiento separatista kurdo PKK. En este conflicto, se han perdido casi 40.000 vidas en los últimos 30 años. Actualmente, hay un diálogo constante establecido para poner fin a la violencia armada y persuadir al PKK a rendir sus armas, un proceso precario con grandes esperanzas, pero también con altos riesgos. A principios de la década de los años 1990, el PKK había encontrado un refugio en las montañas Qandil en el norte de Irak, el cual usó como base para lanzar ataques contra Turquía. Ankara está preocupada porque, si fracasa el proceso de paz, el grupo podría aprovechar el caos en Siria para ampliar su base e influencia. El control del PYD de la mayor parte del lado sirio de la frontera con Turquía ofrece al PKK una zona mucho más grande para su organización y operaciones, lo que solidifica la posición del PKK en Turquía.
De hecho, desde que comenzó la crisis en Siria, los enfrentamientos entre el Ejército turco y los militantes del PKK se han intensificado. En las últimas dos semanas de julio de 2012, el PKK luchó uno de sus combates más feroces de los últimos años contra el Ejército turco. Las fuerzas del Ejército lucharon contra el PKK con helicópteros y aviones de caza en el terreno montañoso cercano al pueblo de ?emdinli, en el sureste de Turquía. Las negociaciones de paz en curso han suspendido el combate y los ataques, pero desde el punto de vista de las Fuerzas Armadas turcas, Siria septentrional es otro Irak septentrional, otra posible plaza fuerte del PKK. Turquía considera los acontecimientos actuales en Siria muy similares a los que tuvieron lugar en Irak desde 1980 hasta 2012. Con el comienzo de la guerra Irán-Irak, Irak septentrional comenzó a separarse del gobierno central de Bagdad. La guerra del Golfo en 1991 y la invasión estadounidense de Irak en 2003 dieron lugar a que Irak septentrional (Kurdistán meridional) se acercara más a la autonomía. Con el tiempo, esta área se convirtió en la base de operaciones del PKK.
En 2012, el Dr. Nihat Ali Özcan, un experto en el tema de terrorismo de la Asociación turca de investigación económica y política, dijo que precisamente cuando el PKK había establecido un área donde podía adquirir el apoyo logístico y contar con una base para sus operaciones en el norte de Irak, después de que la región kurda se separara del gobierno en Bagdad, el PKK intentaría hacer lo mismo en el norte de Siria. Además, declaró que, para Turquía, esto significaría que su problema en el norte de Irak se extendería para incluir al norte de Siria. Expresó que esto significaría que mientras Turquía intenta controlar una frontera de 305 kilómetros con Irak, también tendría que controlar la frontera de 900 kilómetros con Siria. Previó que esto llegaría a ser una nueva preocupación de seguridad para Turquía.
A pesar del proceso de paz en curso, en Turquía las preocupaciones siguen estando sobre el control que mantiene el PYD a lo largo de extensiones de la frontera de Turquía y Siria. El control de la frontera del PYD crearía un refugio aún más grande para el PKK.
Los grupos Yihadistas en Siria
Diversas organizaciones yihadistas afiliadas a al-Qaeda han establecido una posición inicial en Siria. Estos grupos tienen experiencia con dispositivos explosivos improvisados, bombardeos suicidas y la fabricación de bombas. Su pericia y organización han atraído a algunos guerreros del FSA, muchos de los cuales han jurado lealtad a varios grupos. Uno de estos guerreros explicó al periódico The Guardian en 2012, lo siguiente: “El Ejército Libre sirio no tiene reglas, ni orden militar o religioso. Todo ocurre caóticamente. Al-Qaeda tiene una ley que nadie, ni siquiera el emir, puede violar. El FSA carece de capacidad de planificación y experiencia militar. Esto es lo que [al-Qaeda] puede aportar. Tienen una organización que ha sido reconocida en todos los países”. Un comandante del FSA dijo al The Guardian, “Ellos [al-Qaeda] nos están robando la revolución y están trabajando para el día después de la misma”. Parece que al-Qaeda está convirtiendo el conflicto local en un conflicto global.
El 10 de mayo de 2012, el entonces secretario de Defensa de los EEUU, Leon Panetta, declaró que al-Qaeda era un actor en la crisis siria. Cada vez más, aparecen vídeos yihadistas en Internet, mostrando diversos grupos rebeldes que hacen un llamamiento a la yihad, incluyendo el Frente Islámico, el Estado Islámico de Irak, al-Sham (un grupo vinculado a al-Qaeda al norte de Siria) y Jabhat al-Nusrah. Se desconoce lo que sucederá con estos grupos después de la caída del régimen de Assad.
En 2012, un miembro de al-Qaeda dijo al periódico New York Times: “Ahora tenemos experiencia luchando contra los estadounidenses y más experiencias con la revolución siria… Nuestra gran esperanza es formar un estado islámico sirio-iraquí para todos los musulmanes y luego emitir la declaración de guerra contra Irán e Israel y librar a Palestina”. De estas palabras surgió lo que hoy conocemos como ISIS.
En una reciente declaración por audio, al-Qaeda estableció el vínculo entre su insurgencia en Irak y la revolución en Siria, al describir a las dos como conflictos sectarios (sunitas contra chiitas). En calidad de movimiento sunita fundamentalista, al-Qaeda es hostil al estado de Irán, dominado por chiítas. También se opone al gobierno de Irak, dirigido por chiítas, y al gobierno de Siria, dirigido por alauitas (el Alauismo es una rama del Islamismo chiita).
La mayor amenaza que esto presenta tiene que ver con las armas biológicas y químicas. El caos en Siria lleva el riesgo de que Assad pierda el control de sus reservas de armas. En 2012, un sitio web yihadista presentó un vídeo que mostraba a rebeldes del FSA con armas químicas y biológicas, alegando que las armas habían sido abandonadas por el ejército de Assad cuando huyeron de intensos combates. Resulta difícil disuadir a grupos influenciados por al-Qaeda de usar estos tipos de armas; han demostrado que sus integrantes no le temen a la muerte.
A mediados de julio de 2013, el Frente Al-Nusrah, vinculado a al-Qaeda, comenzó a llevar a cabo ataques en áreas controladas por los kurdos en el norte de Siria. Estos ataques ocurrieron cuando los kurdos comenzaron a trabajar para establecer su propia administración en la región, lo que incluye recursos petrolíferos y gasíferos de Siria. Los combates se llevaron a cabo a lo largo de grandes zonas de la frontera turco-siria. Con el comienzo del combate entre los elementos del Frente Al-Nusrah y el PYD (que Turquía considera una extensión del PKK), Turquía se encuentra en una encrucijada: El gobierno en Ankara no quiere que la frontera se convierta en algo parecido a Afganistán, pero tampoco se opone a lo que considera una extensión del control del PKK en la región.
El 15 de octubre de 2013, el Ejército turco anunció que había abierto fuego contra los guerreros del Estado Islámico de Irak y al-Sham, en represalia por una granada de mortero errante que cayó en suelo turco. Esta fue la primera vez que el Ejército turco respondió contra blancos vinculados a al-Qaeda en Siria.
La presencia de grupos yihadistas a lo largo de su frontera más extensa deja a Turquía con la preocupación en torno a lo que los analistas de seguridad denominan el riesgo de ‘Afganización’ en Siria. Los diversos grupos divergentes en Siria no están unidos por sus metas e ideologías. Al principio, parecieron estar unidos contra un enemigo común y recibieron apoyo militar y político de actores exteriores y redes musulmanas. Sin embargo, más recientemente, estos grupos han comenzado a oponerse el uno contra el otro, o se han convertido en instrumentos de sus respectivos patrocinadores. Los grupos muyahidines en Afganistán también demostraron una fuerte resistencia durante los 10 años de la ocupación de la Unión Soviética. Sin embargo, una vez que terminó la ocupación, diversas naciones intentaron controlar a sus grupos favoritos a través de apoyo y respaldo financiero, mientras que Afganistán se desintegraba en un caos mutuamente destructivo.
Turquía le tiene miedo a los efectos secundarios de esta actividad en la frontera, incluyendo el convertirse en un punto de tránsito para los yihadistas. Los guerreros extranjeros de Libia, Argelia, Irak y Afganistán, según se dice, están movilizándose a Siria a través de Turquía. Entre otros riesgos se encuentran los posibles efectos devastadores sobre la industria del turismo, que representa casi el 10% de la economía otomana, y las reducidas probabilidades de atraer a inversores extranjeros.
El uso de armas químicas
Los acontecimientos del 21 de agosto de 2013 en los suburbios de Damasco, según una evaluación de inteligencia estadounidense, incluyeron un ataque con gas Sarín realizado por el régimen sirio. Este ataque causó la muerte de más de 1.400 personas y dio inicio a la posibilidad de una intervención militar. Cuando se discutía la intervención de Estados Unidos, el primer ministro turco Erdoğan y el ministro de relaciones exteriores Davutoğlu expresaron su apoyo y exigieron una intervención integral dirigida al régimen, en lugar de una intervención limitada. De hecho, Turquía ha estado enfatizando la necesidad de una intervención militar o, como mínimo, una zona humanitaria internacionalmente impuesta o zona de exclusión aérea, desde el verano de 2012, después del derribo de su avión caza y un influjo de refugiados a Turquía.
Los acontecimientos diplomáticos subsecuentes, incluyendo el consentimiento de Siria al Convenio de Armas Químicas, han desilusionado al gobierno turco y enfrentan la posibilidad de que Assad siga en el poder. Los comentarios hechos por funcionarios del gobierno turco sugieren que el resultado no castiga a Assad, ni aborda el asunto de la crisis humanitaria. La posición de Ankara, dada su diferencia a la de la comunidad internacional, ha dejado a Turquía aislada en Oriente Medio.
Sin embargo, la posición del gobierno turco no refleja las opiniones de la mayoría de los turcos, quienes se oponen a una intervención militar en Siria. El público es cauteloso ante el costo que representaría para Turquía dicha intervención, incluyendo más refugiados, seguridad fronteriza degradada, ataques terroristas, mala economía y relaciones más deterioradas con Rusia e Irán.
Conclusión
El resultado de la crisis siria, independientemente de cómo termine a largo plazo, tendrá diversas repercusiones a nivel regional e internacional, dependiendo de los actores. La conclusión de la crisis afectará directamente a los vecinos de Siria porque tendrán que coexistir con la estructura resultante. En el caso de Turquía, el efecto más directo de la crisis es el probable establecimiento de una región kurda autónoma en el norte y noreste de Siria. Un refugio seguro para el PKK en este lugar sería una amenaza directa contra la seguridad de Turquía. Además, puede ser que Turquía se quede con grupos afiliados a al-Qaeda o grupos militantes similares a lo largo de su frontera. En último lugar, hay peligros internacionales aún más grandes que implican la adquisición de armas peligrosas por dichos grupos, lo que tendría consecuencias que van mucho más allá de la región de Oriente Medio.
Para completar este reportaje, publicamos un vídeo documental que refleja los intensos combates y la encarnizada lucha de la guerra civil Siria en posiciones muy cercanas a la frontera con Turquía (el contenido de este vídeo contiene imágenes violentas que pueden herir la sensibilidad del lector):