En el anterior post mencioné cómo los Batallones de Voluntarios son financiados por actores privados con sus propios intereses y ambiciones (poniendo como ejemplo al Batallón Azov). Hoy trataré de explicar cómo se ha llegado a esta situación y los problemas a corto y medio plazo que todo esto conlleva.
Los oligarcas y su especial interés en los Batallones de Voluntarios añaden más riesgo para la estabilidad de Ucrania. Un excelente ejemplo de esto ocurrió cuando Ihor Kolomoisky causó una reacción política sin precedentes que finalizó con su renuncia como gobernador del Óblast de Dnipropetrovsk. Fue cuando salió a la luz que malversó los fondos del Batallón de Defensa Territorial (BTD) Dnipro-1 en marzo de 2015. Ihor Kolomoisky cometió un grave error al enviar hombres armados para mantener el control sobre Ukrnafta, una empresa estatal de energía de la cual Kolomoisky era un accionista minoritario.
Kolomoisky ha cambiado dramáticamente el poder y ha desestabilizado el sistema, afectando a la capacidad del gobierno para llevar a cabo la transición. Si Ucrania quiere tomar con éxito el control de esta situación, el gobierno tendrá que financiar batallones de voluntarios él solo. Pero posteriormente se requerirá la construcción de un Ejército profesional para luchar y ganar la guerra, así como para mantener la paz y la seguridad en el país.
Actualmente, a los Batallones de Defensa Territorial les falta formación profesional militar, disciplina, doctrina, y una cadena de mando eficaz. Corresponde a Ucrania transformar a sus voluntarios en combatientes profesionales o de lo contrario les permitirán seguir siendo poco más que turbas armadas.
Para comprender cómo Kiev ha dejado su seguridad en manos de los Batallones de Voluntarios, hay que tener en cuenta que la importancia de la milicia en Ucrania viene de lejos. El precursor de este tipo de fuerza armada es el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA). El UPA tiene raíces como un ejército partisano en la Segunda Guerra Mundial y estuvo activo hasta 1956 contra la Unión Soviética, la Checoslovaquia comunista y Polonia tras la ocupación alemana. Su estructura y comportamiento es similar a la de los Batallones de Voluntarios actuales, donde los ciudadanos se ofrecen para luchar por su nación. Con regularidad, la bandera de batalla del UPA puede verse en todo el país, hondeando en las ventanas de casas y apartamentos, o mostrándose en la primera línea del frente.
Ucrania ha seguido el ejemplo del UPA y se ha organizado mediante batallones de voluntarios para este conflicto porque los militares profesionales son simplemente incapaces de luchar solos contra los separatistas pro-rusos. El mayor desastre del Ejército profesional para todos los ucranianos llegó con la anexión de Crimea a Rusia en 2014. Sólo 6.000 de los 140.000 efectivos militares de Ucrania estaban listos para el combate cuando Rusia llegó a Crimea.
A medida que el conflicto ha evolucionado, también lo han hecho muchas de las milicias, las cuales se han convertido en los BTDs (Batallones de Voluntarios) hoy desplegados por todo el país. Esta evolución ha resultado fructífera a sus comandantes, algunos de los cuales han sido elegidos o nombrados para cargos políticos, lo que les permite seguir creciendo y luchar (por ejemplo, el comandante del Batallón Azov, Andriy Biletsky).
Recordemos que la formación de los batallones de voluntarios fue el resultado estratégico no deseado de la intención del gobierno de forjar un Ejército permanente, posterior al Euromaidán y compuesto por ciudadanos-soldados. Estos Batallones dieron a Kiev la capacidad de desplegar rápidamente la cantidad de efectivos necesarios para hacer frente a las fuerzas separatistas pro-rusas. El principal problema es que el número de batallones creció demasiado rápido en muy poco tiempo, haciéndolos muy poderosos y difíciles de controlar para Kiev, como vimos en la parte 1 de este reportaje.
En un intento por contener la creciente influencia de los BTDs, Kiev trató de asimilar primero, y reducir después, el número de Batallones mediante el Ministerio del Interior de Ucrania (MIA) — integrándolos a través del conjunto estructural de la guardia nacional que ha absorbido o disuelto algunos batallones. En el caso del batallón Azov, el MIA lo ha colocado indirectamente bajo su mando.
Después del Euromaidán, Ucrania y Rusia han estado en desacuerdo en el campo de batalla y en el tribunal de la opinión pública, con Moscú intentando aprovechar la desconfianza internacional contra las organizaciones nacional-socialistas enredadas en el gobierno de Ucrania y algunos de los BTDs, como el citado Batallón Azov.
Pero también debemos destacar que los separatistas pro-rusos tienen sus propios extremistas, parte de una organización que se autodenomina Oplot— impulsada por el expresidente ucraniano Víctor Yanukóvich.
El grupo Oplot, fundado en Kharkiv, se define a sí mismo como «el primer club de la lucha en Ucrania». El líder del grupo es Yevhen Zhilin, un capitán de policía retirado que promueve el patrimonio militar de la Unión Soviética. Se consideran un grupo de combatientes progubernamental (refiriéndose al antiguo gobierno). La BBC señaló que Oplot es:
“… Opuesto a las protestas contra el gobierno de Yanukóvich y dicen que han visitado Kiev para ayudar a la policía a restaurar el orden. Las hazañas del grupo incluyen el bloqueo de los activistas de Auto-Maidan, un movimiento anti-gubernamental formado por conductores que utilizaban sus vehículos para recoger a los manifestantes, realizar piquetes en las propiedades que pertenecían a los funcionarios del gobierno y bloquear las calles, evitando así el despliegue policial en los lugares de protesta”.
La organización Oplot es sospechosa de secuestrar y torturar al líder del Auto-Maidan Dmytro Bulatov. Oplot tambíen está vinculado a la SNA, la cual actúa como un grupo paraguas ideológico de una variedad de grupos ultra nacionalistas y neonazis en toda Ucrania.
Las alianzas bajo este paraguas se extienden a lo largo del Euromaidán, a menudo proveyendo el suministro de ayuda y asistencia a los asociados activistas de extrema derecha contra los manifestantes anti-Yanukovich en Kiev, como se pudo ver en la marcha del 29 de abril de 2014. No fue hasta que estalló el conflicto en el este de Ucrania, que estas organizaciones se armaron y emplazaron a sí mismas para tomar roles militares y políticos en ambos bandos.
El conflicto de Ucrania ha proporcionado grupos como la SNA u Oplot que han hecho este teatro de guerra cada vez más peligroso. La guerra les ha obligado a mejorar su organización, les ha permitido obtener armas, y los ha puesto en una posición en la que, ahora mismo, pueden hacer lo que quieran.
* Vídeo 1: Disturbios del 18 de febrero de 2014 entre manifestantes y fuerzas de seguridad de Yanukóvich en la Plaza de la Independencia
* Vídeo 2: Disturbios del 29 de abril de 2014 entre activistas pro-Kiev y ultranacionalistas en la Plaza de la Independencia