Si tus instructores no te han dicho que esto puede ocurrirte y que de hecho sucede con muchísima frecuencia, son destructores y no instructores. Si tus instructores no te han inculcado que ante esto tienes sobrado derecho (y hasta obligación) a disparar, son devastadores y no instructores. Y si tus instructores no te han adiestrado de este modo, aunque sea de manera explicativa, advirtiéndote de la gran ventaja que supone tener condicionada la mente para matar, portando la pistola presta para disparar, entonces son arruinadores de vidas, seguramente muy diplomados, pero desde luego no son instructores.
Esto puede sucederle a un funcionario de operaciones especiales, a un antidisturbios, a un vigilante de seguridad, a un guardia civil de Tráfico, a un agente local de Medio Ambiente, a un policía nacional de Seguridad Ciudadana, a un guardia de Puertas (servicio estático), a un agente autonómico en funciones de escolta, a un municipal de Atestados, a un benemérito del Seprona, a un local motorizado, a un policía franco de servicio, a un agente de Policía Judicial. A cualquiera puede ocurrirle algo de esta naturaleza. Estas cosas pasan así en la calle, en los bares, en los soportales, en los controles, en los descansillos de los bloques de pisos, en las puertas de los pubs. Créeme, pasa. La peligrosa pena es que oficialmente solo entrenan de esta forma unos cuantos de todos los mentados, básicamente algunos policías locales, de tan solo algunos de los muchísimos cuerpos locales existentes en España.
¿Que dónde está filmado este vídeo? Te lo digo: en la Jefatura de la Policía Local de Humanes (Madrid), donde la plantilla goza de dos serios y comprometidos instructores, Jesús y David, gente que sabe qué pasa ahí fuera; gente que se pone las pilas leyendo, estudiando y comprobando las cosas para que sus compañeros no trabajen engañados. Cuando algo como esto se produce de verdad, no hay instructores regalando segundos y prometiendo puntos. La supervivencia no entiende ni de manuales ni de puntuaciones. Y desenfundar, montar la pistola, quitar el seguro manual, apuntar y disparar se convierten en una quimera. Así que ahora ve a cascárselo a tu jefe y a tu sindicato. Si no lo haces, luego no te quejes: solo tú puedes abrir la puerta de la verdad, a no ser que permanecer en la cueva te resulte sumamente confortable y rentable.
2s Comentarios
franklin cadenas
Excelente saludos desde Venezuela,yo soy instructor de combate cuerpo a cuerpo y trato siempre de mostrar las diferentes realidades, así como ese tipo de escenario. Para que el participante sepa que este tipo de situación y mucho peores pueden llegar a ocurrir
Marcos
Las prácticas de tiro actuales sobre blancos inmóviles y a pie quieto, sólo deberían tener lugar como toma de contacto y porque para correr antes hay que saber andar. A partir de ahí, todas las prácticas deberían ser en movimiento y simulando todos los posibles escenarios. Disparando con mano débil etc etc. La realidad es que se sigue disparando a dianas inmóviles y muchas veces tras pitada con silbato del instructor, con lo que los tiradores se robotizan y no son capaces de hacer nada sin que el instructor se lo diga.