Dicen los que saben, pero sobre todo quienes están en el meollo del problema, circunstancias por cierto que no siempre van de la mano, que el actual enemigo público número 1 del bien y de la paz común tiene muchas caras y muchos nombres, pero una misma alma negra y podrida. Seguro que es verdad.
Dicen que este nuevo enemigo público número uno traerá sobre su pecho, muy posiblemente, y entre otras cosas, un chaleco de protección balística a prueba de, como poco, cualquiera de los proyectiles que usan a diario y de forma rutinaria nuestros agentes del orden.
Ante tal eventualidad, ni las balas blindadas, ni las semiblindadas, y ni tan siquiera las de punta hueca o expansivas, se alinearán de parte de los buenos, aunque éstos coloquen sus tiros en la zona del putrefacto corazón del objetivo.
Pero ¡carajo!, si algo tan reclamado y legal como la punta hueca se convierte en un insalvable muro ante las Administraciones y los jefes, no seré yo quien levante la voz para que se dote a las unidades convencionales de las Fuerzas de Seguridad de reservas de cartuchos montados con puntas o proyectiles perforantes.
No me cabe la menor duda de que las más punteras unidades policiales del país cuentan con ellas en sus almacenes – hablo de la munición perforante-. Me refiero, por ejemplo, al GEO y a la UEI. Pero resulta que no serán los funcionarios de estas unidades quienes se topen de bruces con un bastardo “Kalaka” en mano, sembrando muerte en colegios, iglesias, restaurantes… Ellos llegarán, sí, pero luego.
Por cierto, es mentira que sean perforantes los cartuchos de arma corta que montan puntas de color negro, bañadas de grafito y teflón. Que no os cuenten milongas.
Yo, por si me cruzo con uno de estos, antes de que me den pasaporte prefiero estar preparado…
2s Comentarios
Verónica Guevara
buenos días, estoy interesada en comprar sus libros. quisiera saber como puedo hacer !!!
Ernesto Pérez Vera
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Gracias.