Es de sobra conocido que la mayoría de enfrentamientos armados actuales tienen lugar en zonas urbanas y pobladas, dígase ciudades, pueblos, urbanizaciones, etc. En estos espacios existe un mayor riesgo y peligro para los viandantes o residentes por culpa de los posibles rebotes y las sobrepenetraciones que ocasionan la cartuchería blindada, semiblindada y de plomo (aunque estas últimas puntas sufren una mayor deformación cuando impactan, y producen menos rebotes). Municiones todas ellas que portan diariamente la mayoría de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españolas.
Desgraciadamente, estos hechos se han podido constatar en intervenciones que han tenido lugar dentro del territorio nacional. Vaya, que no ha habido que salir de España para buscar este tipo de situaciones, tan típicas de otros países (y cada vez más frecuentes en el nuestro), en las que no hace falta un estudio pormenorizado para acreditar estos fatídicos hechos, que de por sí ya son tristes a la par que grotescos.
Ante esta situación, la pregunta que a menudo me hago es: si el bien jurídico más protegido en toda la legislación española es y debe ser la vida de las personas, y hay que proteger ese bien a toda costa de aquellos indeseables que intentan atentar contra ella, socavándola total o parcialmente de una manera cruel y vil, agrediendo o atacando a personas indefensas, o incluso a aquellas que realizan la noble labor de protegerlas cumpliendo con su deber (un deber, por cierto, en el que en innumerables ocasiones anteponen las vidas de los demás a las suyas propias), ¿por qué no facilitar o dotar de los medios técnicos más necesarios para paliar de manera efectiva este tipo de problemática? No olvidemos que hablamos de situaciones protagonizadas por sujetos que actúan con un verdadero y temerario desprecio hacia la integridad y la vida de los demás.
Sé que todos los daños colaterales que se producen en este tipo de intervenciones son ajenos a la voluntad del policía, que no quiere lesionar aunque sea de manera accidental a ningún inocente; pero también sé que una agresión de esta índole se debe detener de forma rápida, segura y con contundencia. Sé que un agresor no se detiene con un solo impacto de bala, ni con dos, sino que en muchas ocasiones hacen falta varios impactos de munición (blindada, semiblindada o de plomo) para frenarle. Sé que en esos momentos la adrenalina fluye por el cuerpo, cual caballo desbocado, y sé que el torrente sanguíneo alimenta a los músculos grandes en detrimento de los pequeños, factores que influyen de manera negativa en el policía, el principal encargado de parar a un agresor en estas condiciones.
La situación se vuelve más complicada si a todos estos factores se añaden otros como la ingesta de algún tipo de droga o alcohol. También sé que lo más probable es que si un proyectil de los llamados blindados o semiblindados no impacta en un hueso, con lo cual seguramente se produciría un cambio de trayectoria, asistiremos a una sobrepenetración, ya que a las distancias que se desarrollan los enfrentamientos armados (a menos de 3 metros, y sobre esto sí que hay estudios realizados al respecto), el proyectil volará de manera incontrolada después de atravesar el cuerpo del atacante, pudiendo impactar en cualquier parte del entorno urbano como ventanas, puertas, turismos, etc.
O peor aún, alcanzar a un tercero ajeno a la contienda, produciéndose además del agresor, otros heridos como un ciudadano/a, un vecino/a, un viandante, un hermano/a, un amigo/a, al padre o madre de alguien… y todo sin olvidarnos del policía, quien como ser humano también quedará tocado por haber causado unos daños que no quería ocasionar, hecho que hará que se lamente durante mucho tiempo, llegando seguramente a necesitar durante bastante tiempo ayuda psicológica.
Qué triste es que por hacer tú trabajo de manera profesional, demostrando una total dedicación y devoción por lo que significa ser policía, tengas que lamentarlo de por vida, sólo porque la Administración no ha puesto al alcance del policía los medios necesarios para poder desarrollar su labor dentro de unos parámetros de seguridad.
Si no es que lo diga yo, es que se ha dicho por activa y por pasiva en innumerables ocasiones en cursos de formación, seminarios, charlas, coloquios, videos de YouTube, corrillos, grupetes, etc. Allá donde se reúna un grupo de policías con un poco de interés por el tiro policial, siempre se acaba con la misma conversación: ¿qué tipo de munición sería la más aconsejable para la dotación policial?
Cómo no, siempre hay detractores y defensores de una marca u otra, de un calibre u otro, pero todos coinciden en lo mismo: la forma que tiene que tener la punta u ojiva del cartucho. Ahí no hay discusión que valga, lo más factible para el mercado policial es el afamado por méritos propios cartucho de punta hueca, aunque también hay en el mercado otros de similares características llamados de “expansión controlada” como la munición Swiss P Seca de la casa Ruag, que aunque no es una punta hueca, la punta se expande al impacto actuando como si lo fuera.
Todos sabemos a groso modo cómo actúa un cartucho de punta hueca, no es un misterio. Este tipo de puntas presentan un hueco o rebaje en el centro de su ojiva, tan sencillo como lógico. Las vainas contienen los mismos grains de pólvora que los demás cartuchos de su calibre, sean de plomo, semiblindados o blindados, varía de manera poco significativa en algunas marcas.
¿Cómo se comporta este tipo de munición? Pues la explicación es muy sencilla: cuando impactan en el blanco estas puntas u ojivas se deforman o expanden aumentando su diámetro, transfiriendo mayor cantidad de energía al cuerpo impactado. Dicha transferencia de energía se transforma en un mayor poder de incapacitación sobre el sujeto a detener, simplemente porque al aumentar el diámetro, la punta produce lesiones de mayor consideración en el cuerpo donde impactan que la munición blindada, semi o de plomo, por lo que es más difícil que traspasen el cuerpo del agresor y puedan alcanzar a algún ciudadano ajeno a la refriega.
Puede ser que las heridas sean más graves que las que producen las puntas blindadas, semi y de plomo, pero con menos impactos es más fácil detener la agresión. Así que a menos impactos, menos heridas, menor peligro de rebotes, menor número de sobrepenetraciones, menor probabilidad de fracaso, menor poder de reacción del agresor, menor número de víctimas, mayor eficacia policial, y mayor porcentaje de éxito salvaguardando la vida, que como dijimos anteriormente es el bien jurídico por excelencia más protegido.
Ahora bien, aquellos que se obnubilan con las escenas de acción de las grandes súper producciones cinematográficas, creyéndose hasta el más ínfimo detalle y que piensan que cuando se dispara a alguien, da igual que sea a una mano o a dos, de pie o de rodillas, sentado, tumbado o del revés, empuñando un arma en cada mano, con arma larga, desde una motocicleta o de un turismo, desde un tren o en barca, siempre, siempre se acierta el tiro, además de impactar donde el tirador se lo ha propuesto y que con un solo disparo el agresor muere, cae al suelo incapacitado o incluso retrocede o cae al suelo a causa del impacto, están muy equivocados. Nada más lejos de la realidad.
Por desgracia para nosotros, no es sólo la gente de a pie la que desconoce la realidad de lo que tiene que ver con el tiro policial y todo aquello que le rodea. Lo más deprimente es que aquellos que se lo tragan todo enterito son los que pertenecen al ramo de la seguridad y que cuentan con un cierto nivel de conocimientos (se les presupone). Qué triste que se lo crean todo, que hagan de ello una religión y que encima la prodiguen como la fe verdadera.
En este país está mejor visto que seas cazador que policía. Hay un número desorbitado de escopetas y rifles esparcidos por todo el territorio nacional, pudiendo ser poseedor de varias armas de cada clase y calibre con solo superar un examen de habilitación. Pueden acceder a una gran cantidad y variedad de tipos de munición, estando permitido el uso de la punta hueca para la actividad cinegética. Igualito que a los policías.
Con esto quiero decir que no entiendo por qué se ponen tantas trabas para que las fuerzas y cuerpos de seguridad de este país posean los medios técnicos necesarios para desarrollar su trabajo, ya sean chalecos de protección balística, armas largas o cortas de diferentes tipos, y que porten de dotación oficial un tipo de munición que favorezca de manera positiva la acción defensiva de la vida o la integridad de las personas. Que me lo expliquen por favor.
2s Comentarios
felix carmona
Hola. Es bastante sencillo saber el porqué de que la Administración no dote de medios técnicos a sus policías y lo estamos viendo todos los días en la televisión: ES PORQUE ESTÁN MÁS CERCA DEL DELINCUENTE QUE DEL CIUDADANO HONRADO. Ellos simpatizan más con el chorizo que con el policía. Pero, ¿alguien se cree que esto pueda ser producto de la casualidad o de la «mala forma de gobernar»?, venga ya!!! Siempre hay dinero para todo: cine sudamericano, maricones de zimbabwe, policía de Nicaragua, refugiados de cualquier parte del mundo, aeropuertos, estudio del pie zambo en guinea, pero NI PARA LA POLICÍA NACIONAL NI PARA LA GUARDIA CIVIL, ¿porqué será? Esta claro; no les interesa que estés preparado, porque saben que, tarde o temprano, los cojeras con las manos en el cajón. Es así de simple. No le busquéis más vueltas. Es eso. Un saludo.
Accipiter
Tienes toda la razón…es un sin sentido. Las instituciones dejan q el individuo asuma los riesgos para quedar libres de toda critica y poder volcar la ira de los antisistema cuando les conviene.Para ello crearon la receta magistral incombinable para dos cerebros q pudieran llegar a la misma conclusion en la tierra ante un suceso…CONGRUENCIA, OPORTUNIDAD y PROPORCIONALIDAD. Bajo eztos tres conceptos se pueden moldear acusaciones y condenas a la carta, dictandolas en un sentido u otro a conveniencia y todo ello sazonado con un agente imputado durante dos años sumido en una situación humillante e intimidadora por defender la ley, la sociedad o su vida. Chalecos imposible de portar conduciendo, falta de protocolos DEFINIDOS en las actuaciones, medios no letales, fiscalias q viven en mundos irreales, falta de apoyo institucional…todo esto hace q el policia le tenga mas miedo a la justicia q al terrorista. No lo hacen xq no les da la gana…el mejor ejemplo lo vivio la gc en cataluña ante el despliegue de los mossos.En los 90 la gc contaba con vehiculos inservibles, cuarteles vetustos donde rl ciudadano tenia q esperar sentado en la calle para ser atendido, armamento con obsoleto, etc…la excusa..no hay presupuestos..pero esos mismos gc fueron testigos de como con fondos del M interior se doto a los Mossos de modernas comisarias, vehiculos,, transmisiones, buenos sueldos y horarios, etc, etc..SON UNOS EMBAUCADORES y sus principales victimas son los ciudadanos q no reciben el servicio adecuado.