La munición sin plomo es menos letal, por lo que provoca un sufrimiento innecesario en los animales abatidos. Este es uno de los principales argumentos esgrimidos por quienes, como la ONC (Oficina Nacional de Caza), apoyan el uso de la munición de plomo en la actividad cinegética. Uno de los últimos en sumarse a esta causa ha sido Noruega, quien hace apenas unos días levantó la prohibición fijada en el año 2005 de usar munición de plomo fuera de los humedales.
El parlamento noruego levantó este veto a la munición de plomo tras una aplastante votación en la que la opción de recuperar el plomo para la caza menor fuera de los humedales obtuvo 79 votos a favor, mientras que la postura contraria sólo recibió 16 apoyos. Con esta medida, Noruega sigue los pasos de Finlandia, uno de los primeros países que dio marcha atrás en su decisión de alejar el plomo de las escopetas de caza fuera de las zonas húmedas.
La munición de plomo lleva años alejada de los humedales de Europa y Estados Unidos, donde sí se ha demostrado que en altos niveles puede resultar contaminante. Sin embargo, los cazadores no entienden que la prohibición de este tipo de cartuchería pueda extenderse a otros ámbitos o escenarios, ya que los posibles efectos negativos que esta munición pueda tener para la salud o el medio ambiente no se han estudiado en profundidad.
“No entendemos las presiones de determinados grupos ecologistas que actualmente están iniciando una campaña para prohibir totalmente la munición de plomo basándose en informes que carecen de cualquier rigor científico”. Así se ha expresado recientemente Juan Antonio Sarasketa, presidente de la ONC, tras cuyas palabras se halla una referencia directa a la organización ecologista SEO Birdlife, cuyos representantes solicitaron la prohibición de la munición de plomo en toda la Unión Europea en una convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, celebrada en Quito (Ecuador) el pasado mes de noviembre.
SEO Birdlife apoyó su discurso prohibicionista en un informe cuyo rigor científico y credibilidad ya han sido cuestionados por entidades como la Oficina Nacional de Caza, al contener graves imprecisiones o falsedades como que los ecologistas se habían reunido con el sector cinegético. A este respecto, la postura de la ONC es muy clara: «Ningún representante cinegético español, ni de la Federación de Asociaciones de Caza Europeas se ha sentado con SEO Birdlife para abordar este tema, y muchísimo menos consensuar ese informe totalmente sesgado», ha asegurado Sarasketa. «Esperamos que tanto el Gobierno de España como la Unión Europea tomen nota de la experiencia noruega y no se dejen presionar por este grupo ecologista que ha abandonado la racionalidad científica para dejarse llevar por su sentimiento anticaza, que lo único que pretende es cohartar las libertades de millones de ciudadanos europeos utilizando argumentos emocionales», ha concluido el presidente de la Oficina Nacional de Caza.