Esta es la pura y triste realidad: “No les disparé cuando se me echaron encima (…) porque la primera palabra que me vino a la cabeza fue ‘proporcionalidad’. Estoy seguro de que si le hubiera pegado dos tiros a cualquiera de ellos, me hubiesen condenado por homicidio imprudente”.
Esto lo cuenta Juan Cadenas, el policía local de Puerto Serrano, Cádiz, que recibió una paliza y dos cuchilladas en la cabeza: una en el ojo izquierdo, que ha perdido; y otra en el paladar, en el cielo de la boca. Su binomio también fue brutalmente apaleado. No sucedió en una calle cualquiera, donde por otra parte suelen producirse con frecuencia este tipo de hechos. Pasó dentro de la Jefatura de la Policía Local de Puerto Serrano, en enero de este mismo año. Pero debo decir, en honor a la verdad, que no fue un machete, una navaja o un cuchillo de cocina el elemento empleado como arma ofensiva contra este funcionario, sino un trozo de cristal arrancado de la propia puerta del cuartel.
Tres personas, todos varones, penetraron violentamente en dependencias policiales con el fin de liberar a un pariente que se hallaba detenido por un delito contra la seguridad vial. Eran miembros de un conocido clan familiar autóctono, dedicado a todo tipo de actividades ilícitas. Gente fea y mala. Muchos policías sabemos de qué perfil humano estamos hablando, de guarros malnacidos.
Como instructor y estudioso de todo lo que rodea los enfrentamientos armados policiales, me pregunto: ¿Realmente no disparó este policía por miedo a la posible repercusión judicial de su acto defensivo? Pues sí, seguro que sí; me lo creo. Pero, ¿acaso a este hombre le habían dicho alguna vez en qué consiste el principio de proporcionalidad en el uso de los medios defensivos? No, no se lo habían dicho nunca, seguro que no. Lo que sí es probable, si acaso un hecho cierto, es que lo hubieran mal informado sobre estos menesteres. Este policía, como la inmensísima mayoría de agentes de la autoridad y de ciudadanos particulares de este país, había sido engañado sobre qué sí y qué no puede y debe hacer una persona para defenderse, proporcionadamente, desde el punto de vista jurídico.
Los entrenamientos y demás planes de formación de los policías se basan, por lo general, en falsedades que los de instructores y profesores transmiten a sus alumnos (unos más que otros). Por tanto, es normal que este hombre no pudiera responder a tiempo frente a sus salvajes homicidas. No solo no lo habían adiestrado táctica y técnicamente para este tipo encuentros a muerte, sino que además, y esto a veces es peor, nadie le había hablado de lo que de verdad significa eso del uso proporcionado de los medios, que obviamente no hubiera requerido que el funcionario asiera otro trozo de vidrio para clavarlo en el cuerpo de sus tres oponentes.
Ya no deberían existir dudas sobre varios asuntos relacionados con estos temas. La solución del problema pasa por modificar de la A a la Z los planes de formación y reciclaje. Pero antes habría que cambiar los cuadros de profesores e instructores o, por lo menos, enseñarlos a hacer algo más que anotar puntuaciones en ese papelito llamado cartilla de tiro.
Si los que ensañan y mandan no saben, ¡qué esperamos! Por cierto, hay muchos que saben, pero no los dejan enseñar. La gente no sabe que no sabe y de esto no escapan demasiados docentes del ramo. Tipos que viven anquilosadamente en cómodos sillones, agarrados a horarios de lujo. Sujetos que, en ocasiones, llevan décadas haciendo la misma mierda en la galería de tiro. Individuos que no diferencian un revólver de tres pulgadas, porque los hay aunque un mando y docente me dijera que no existen, de un cañón sin retroceso montado en un Jeep. Beneficiados por sindicatos, jefes, colegas concejales o presidentes de equipos de fútbol que, además, presumen de puesto, de diploma y de los pestosos cursos que imparten por un pastón que paga la propia Administración. Usureros del nepotismo. Papanatas astuta y estratégicamente encumbrados, que pasan de todo y de todos, pero que ante los ojos de extraños pasan por verdaderos expertos. Un negocio redondo para unos y una mala partida, con trampas, para gente como Juan Cadenas.
Por cierto, este suceso que afectó a Juan Cadenas y a su binomio en el municipio de Puerto Serrano, tiene su reflejo en el libro “En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados”. Concretamente, está muy relacionado con lo que se narra en el capítulo 5 de la obra, donde un individuo atacó a dos agentes de policía a las puertas de su Jefatura, apuñalando e hiriendo gravemente a uno de ellos. A diferencia de lo acaecido en la localidad gaditana, en este enfrentamiento documentado en el libro coescrito por Fernando Pérez Pacho y un servidor, uno de los agentes sí que disparó contra el agresor, con un resultado que convendría conocer.
Espero y deseo que la nueva vida de Juan Cadenas le depare infinitos parabienes y que reciba el reconocimiento social y profesional que a todas luces merece.
Noticia completa: http://www.elmundo.es/andalucia/2015/04/14/552c07db268e3e4c298b4570.html
17s Comentarios
Jose Lara
Gran artículo, supongo escrito desde el dolor que produce ver tantos años de cursos impartidos por gente que está en el papais de las maravillas y que prefieren meter miedo a los alumnos que mojarse y decir cuándo se puede disparar. .. y por tanta mala prensa que no mira objetivamente los enfrentamientos armados cuando se producen, solo interesa pillar al policía en un renuncio.
Ernesto Pérez
Hola, Lara. Sí, el artículo me ha salido, como suelen salirme, de las entrañas encolerizadas por tanto despropósito y por tanto listo que anda por ahí engañando al personal, y por tanto personal que juega a dejarse engañar.
Un saludo.
alberto
Es una autentica pena lo que le paso a ese policía, pero si usa su arma dentro de un centro policial contra personas q no llevan ningun objeto en el momento de la agresion no seria proporcionado hasta el momento que cogieron el cristal y en ese momento ya era tarde porque estaba inmovilizado.
No por mucho criticar a otros instructores y profesores y repetir articulos de policias y militares americanos hasta la saciedad va a tener mas razón, obviamente hay muchas cosas por mejorar pero para eso hay que hablar menos y trabajar mas.
Es solo mi opinión, es que ya cansas siempre escribiendo y criticando a los mismos, haztelo mirar.
Un saludo
Ernesto Pérez
Hola, Alberto. Soy el autor del artículo y no sé a quién te refieres con eso de que “no por repetir artículos de policías y militares americanos hasta la saciedad va a tener más razón”. Yo, precisamente, no me caracterizo por repetir artículos de nadie. Pero cuando dices “no por mucho criticar a otros instructores y profesores…”, sí que me defino como incansable criticador de todo lo que desde mi experiencia y perspectiva es criticable. Y sobre lo de trabajar, bueno, creo que no hago mucho por este mundillo, o eso debes pensar, pero no doy para más. Lo mío realmente era pillar a tíos y tías con cocaína, con heroína, con armas, con melopeas al volante, con tabaco de contrabando, con sangre en los nudillos tras pegarle a las parientas, con cajas registradoras en los maleteros de coches robados, etc. Pero mi vida ha cambiado mucho casi sin avisar y ahora, de vez en cuando, me da por escribir y criticar.
Por cierto, una réplica (una crítica): pienso que no hubiera existido desproporcionalidad en el caso de que el agente Cadenas hubiera disparado antes de ser herido. Es más, bien argumentado y demostrado, incluso sería defendible ante la Justicia el disparo antes de que los malos esgrimiesen el cristal. Como seguro que no se hace ningún favor es fomentando ideas contrarias, por eso pasa lo que me pasó en Burgos ante numerosos jueces y fiscales, que decían que muchos mandos policiales siempre les habían dicho que ante un cuchillo nunca hay que apretar el disparador. Tras plantearles casos reales, como el de Puerto Serrano, y otros, todos dijeron: ¡hombreee, así sí que lo veo!
Saludos.
Manuel Ortiz
Hola Alberto, sinceramente respeto tu opinión aunque te puedo asegurar que para nada la comparto. Personalmente si te parece poco trabajo el que realiza el autor de este artículo divulgando, luchando en pro de unas ideas que lo único que pretenden es minimizar los riesgos del trabajo policial y remover el durmiente para que muchos como yo nos planteemos dudas y con esas dudas nos pongamos las pilas… Pues no lo entiendo. Las críticas a veces pueden ofender al aludido o incluso por duras que parezcan muchas veces construyen y si no siempre son un buen reclamo para escuchar lo que nos quieren decir. Como he dicho en ocasiones me considero corporativista dentro de mi profesión y me duele el hecho de que digas que » es una pena lo del policía» y acontinuación esgrimas el comentario de que hizo lo correcto en cuanto no utilizar el arma pues tampoco lo entiendo. ¿ Hay que dejar que te vacien un ojo y de paso te rajen un poco más?… Pues eso si que es para hacernoslo mirar. Quede claro que no critico la actuación del policía, hay que estar ahí. Por supuesto le deseo lo mejor.
alberto
Yo es q solo intento cumplir lo q dice la ley, sin adornar la realidad para que se ajuste a nuestros deseos.
¿Q alguien me diga q motivo habia para disparar un arma dentro de un centro policial por una pelea?
Obviamente un instante despues quizas si, pero ya no pudo, y esto, señores , por mas q les pese es lo q dice la ley, no sseré yo quien diga q este bien pero es lo q hay, quizás si tuvieramos un taser o una extensible la cosa no hubiera acabado asi pero ahora es muy fácil hablar y decir q si tenemos q esperar a q nos saquen un ojo para actuar es una barbaridad, pero volvemos a lo mismo no se puede disparar por algo q puede pasar, se puede disparar por algo q esta pasando.
Hay q leer algo mas de normativa legal para intentar sentar catedra sobre un tema tan importante.
Los jueces nos pueden dar la razon sobre un caso real o hipotetico en un curso, pero en la realidad no hay dos casos iguales.
Vaya por delante q le deseo lo mejor al compañero.
Manuel Ortiz
Hola Alberto. Creo que la inmensa mayoría de profesionales intentamos hacer cumplir la ley pese a las lagunas e incongruencias que se puedan producir entre la teórica de la normativa legal y «la realidad» a la hora de la verdad, con esos escasos segundos tal vez menos, que tendrás para actuar de manera legal por supuesto. Pero he aquí el caso que nos atañe en este artículo y del cual lo primero que deseo es la recuperación del compañero tanto física como psíquica. No se si tu estuviste allí, yo no, repito hay que verse en situación y no teorizar tanto. Más te voy a decir, quizás yo que defiendo el uso del arma en este caso y siempre desde mi perspectiva cómodamente sentado detrás de la pantalla, si me hubiese ocurrido a mí sólo quizás, hubiese hecho lo mismo que el compañero herido y sin embargo tu hubieses hecho uso del arma, de verdad quien sabe. Las verdades absolutas no existen… Por otra parte jure mi Constitución en mi cargo para hacer cumplir la ley de hecho creo firmemente que no se podria vivir sin ley, por eso la intento hacer cumplir dentro de mi trabajo y mis posibilidades y te aseguro que esto último «no es un adorno». También leo la normativa vigente e intento estar al día, tengo compañeros que me ayudan a ello, «tampoco es un adorno». Dicho esto mi estilo es bastante minimalista… También me considero realista, pragamático y hasta egoísta cuando hace falta. Alberto te deseo lo mejor pero tu a lo tuyo y yo a lo mío.
P.D. Me ratifico en lo dicho en mi primer comentario. Saludos.
Ernesto Pérez
Hola, Alberto.
Perdona que no te respondiera antes. Se me pasó por alto tu segundo comentario. Se me fue la pinza leyendo y escribiendo bobadas de las mías. Voy a tratar de responder a cada línea de tu post, siempre que crea tener algo que decir al respecto.
Dejas entrever que yo adorno la realidad a mi conveniencia o deseo. No tengo respuesta. Pienso que deberías explayarte más en tus palabras. No sé cuántas veces le has disparado a alguna persona, pero yo no quiero volver a hacerlo. De aquella, aunque te parezca mentira, no tuve que adornar nada. Nadie me ayudó en casi nada. Más bien todo lo contrario. Algunos de los míos y de los tuyos, si es que eres policía, intentaron enmierdarlo todo. Unos obraron por ignorancia sobre la dinámica de un encuentro con armas. Otros lo hicieron por intereses sindicales y políticos, si es que no son la misma porquería. Y Algunos, me parece que los menos, solo querían hacerme daño por lo que yo decía y pensaba de ellos en voz alta. Por cierto, hoy se cumplen 8 años.
Eres una máquina, si crees que no existe justificación para disparar cuando 3 tíos entran en una jefatura de policía partiendo la puerta a golpes, a la par que amenazando de muerte a los 2 únicos funcionarios presentes. Pensar que aquellos 3 iban a entregar una tarta en vez de muerte, es una ilusión a la que mi cabeza no llega.
Puede que creas que tenemos que estar sangrando para poder defendernos con eficacia, pero no es así. Yo al menos pienso que no, y no debo ser el único. Atención a esta explicación sobre la legítima defensa. Medita sobre ella, Alberto, es muy buena. Hasta el portador de un cerebro raquítico, que sin duda no es tu caso, tendrá que admitir la calidad, lucidez y elocuencia de la definición ofrecida por el catedrático alemán de Derecho Penal Claus Roxin: “El defensor debe elegir de entre varias clases de defensas posibles aquella que cause el mínimo daño al agresor, pero no por ello tiene que aceptar la posibilidad de daños a su propiedad o lesiones en su propio cuerpo, sino que está legitimado para emplear como medios defensivos los medios objetivamente eficaces que permitan esperar con seguridad la eliminación del peligro”. La cita, ciertamente propiedad intelectual del anteriormente mencionado jurista teutón, viene siendo pronunciada, reiteradamente, por el Tribunal Supremo Alemán en innumerables sentencias, quien además la ha matizado literariamente. En términos muy similares se han manifestado jueces españoles en sentencias de nuestro alto tribunal.
Con 84 años de edad, Roxin es catedrático emérito de Derecho Penal y de Derecho Procesal Penal de la Universidad de Múnich, y ostenta casi una veintena de doctorados Honoris Causa. En noviembre de 2014 fue reconocido por el Ministerio de Justicia de España con la Orden de la Cruz de San Raimundo Peñaflor, por su influencia en la reforma penal española. Claus Roxin es, sin duda alguna, uno de los penalistas contemporáneos más destacados del mundo. No sé cómo lo ves ahora, Alberto.
Por cierto, me cuesta trabajo imaginar que un policía, porque seguramente lo eres, llame pelea al asalto de unas dependencias policiales. ¡¿Pelea?! He detenido a mucha gente a empujones, gomazos, etc., pero jamás me pelee con los encartados. Yo me puedo pelear con un tío por tocarle el culo a mi mujer, pero cuando estaba de uniforme jamás me pelee con nadie, si acaso con algún compañero cerdo y asqueroso de los que antes te dije que solo buscan enmierdar.
Me invitas a leer más sobre asuntos penales para poder sentar cátedra. Te lo agradezco, ya lo hago, me refiero a leer, porque en ningún caso pretendo sentar cátedra. Ya quisiera yo tener capacidad intelectual para ello. Solo opino a tenor de mis propias experiencias vitales y profesionales. Podría invitarte a que fueses a clases de Lengua Española para que te enseñaran a escribir mejor, pero no lo haré porque mi cometido aquí es otro, y no recordarte que has cometido no sé cuántas faltas de ortografía en un texto de escasas líneas. Seguramente se deba a que desde un teléfono es complicado usar siempre las tildes.
Ernesto.
Javier
Comparto la indignación del artículo, y aunque desconozco por completo esos cursos policiales, sinceramente no llego a comprender de qué le sirve a un policía portar un arma si ante situaciones de peligro extremo como ésta no puede hacer uso de ella.
Y por otro lado saliéndome un poco del tema, me atrevo a decir, si se me permite, que cada vez que leo noticias como ésta, más me doy cuenta de lo necesario que sería volver a tener en vigencia aquella vieja ley llamada «de vagos y maleantes» contra determinados elementos, que antes de que nadie se lleve un rebote, aclaro que fue una ley promulgada en tiempos de la II república, en el año 1933 y por el gobierno presidido por don Manuel Azaña, que curioso.
Ernesto Pérez
Hola, Javier. No sé a qué cursos en concreto te refieres. Yo conozco formación mala, muy mala y peor que mala. Pero también la hay muy buena, buena y hasta excelente.
Mira, eso de que no sirve de nada llevar la pistola porque no podemos usarla es una gran falacia. No te culpo por creerlo, es normal que lo pienses porque tenemos un enorme cáncer con metástasis en los propios cuerpos policiales. Nos sobran mandos, agentes e instructores que lo dicen, lo cantan y lo balbucean en bares y caraoques, pero mienten. Unos lo hacen por interés, cobardía y comodidad, y otros, por desgracia, por pura y supina ignorancia. Con este percal, comprendo que la infinita mayoría de policías, si no todos, tengan miedo a usar el arma (yo también). La mayoría, de entrada, no sabe usar su arma. Así las cosas, si no sabes sacar partido de una herramienta de uso diario…, difícilmente vas a saber cómo y cuándo usarla correctamente. Pero ojo, permíteme que insista, que diría el gran Matías Prats Junior, existen muchas más sentencias absolutorias a favor de policías que disparan, que condenatorias por herir o matar a tiros. Lo que tenemos que hacer (todos) es leer las sentencias y estudiar con la mente abierta. Comprender.
Pero de verdad, la culpa no es tuya por creer las memeces que gente supuestamente ilustrada regala por las esquinas.
Un saludo.
Antonio
No he tenido oportunidad de leer este libro sobre la proporcionalidad en los enfrentamientos, pero por propia experiencia, y he tenido tres enfrentamientos en atracos con rehenes, y otras lindezas parecidas, diré que solo fruto de un buen entrenamiento en la galería de tiro y tener los conceptos muy claros, mi compañero y yo salimos airosos de esas situaciones.
Mi moraleja es, decisión y precisión, en caso de equivocación, de la cárcel se sale, del cementerio no.
Un policía nacional ya fuera de servicio.
Suerte a todos compañeros.
Ernesto Pérez
Hola, Antonio. El libro no es de proporcionalidad en el enfrentamiento armado sino de enfrentamientos armados. Casos reales ocurridos en la España del siglo XXI.
Te felicito por haber salido airoso de los tres tiroteos que has vivido y superado con precisión (no te dieron y tú sí diste), pero como sabes no es lo normal cuando los enfrentamientos se producen fuera de lo que tú superaste: una llamada que te comisionaba a un atraco o a otro incidente. En esos casos las cosas son muy diferentes que cuando te acercas a un tío, sin que te levante sospechas especiales, y cuando le pides el DNI empieza a apuñalarte. En el primer caso, en el que tú viviste tres veces, te dio mucho más tiempo a muchas más cosas en a quien pasa por el segundo supuesto. Esto no quita que del segundo caso se pueda salir airoso, pero son las menos veces como demuestra el propio libro que hemos escrito Fernando y yo.
Un saludo.
Francisco
Hola Ernesto, he leido vuestro libro y es magnifico. Me ha ayudado mucho a entender lo que me paso a mi.
El pasado septiembre me vi involucrado en un altercado en el cual tuve que realizar varios disparos al aire para evitar que dos imbeciles se mataran. En este caso uno, de ellos portaba un cuchillo de cocina de grandes dimensiones y el otro cogio un palo grande, se lo partio al otro en la cabeza y cuando iba a rematarlo, realice los disparos. En ningun momento dude en sacar el arma y si el del cuchillo o el del palo no hubieran desistido de su actitud tras los disparos, no hubiera dudado en disparar esta vez sobre el que acometiera con el arma. No he tenido ningun problema legal e incluso se me felicito por parte de compañeros de difenrentes cuerpos policiales (otra cosa ha sido el reconocimiento institucional).
Creo que el deber de todo policia, es defenderse de una agresion o defender a otro y usar su arma si la vida o la integridad fisica estan en juego.
Yo no he tenido mas instruccion que la de la academia al entrar y la que yo mismo me proporciono con mi tiempo y mi dinero. Soy practicante de MMA(me ayuda a estar en forma y me da seguridad), el tiro lo entreno en seco, si hay suerte y consigo municion pego algun que otro tiro.
La institucion a la que represento, no esta interesada en estos temas y si cuesta dinero menos aun(luego si hay para paellas populares y otras gilipolleces).
A partir de ese dia llevo siempre cartucho en recamara, montar el arma no intimido a nadie.
Seguire entrenando por mi cuenta y cuando pueda intentare realizar algun curso de tiro para ir mejorando(¿me puedes recomendar alguno?).
Gracias por todo y felicidades por el libro (perdona la falta de acentos en este dispositivo no se como coño se ponen).
Ernesto Pérez
Hola, Francisco. Gracias por tus palabras respecto al libro.
No sé si tu caso será uno que vimos en la tele y en las redes sociales, filmado por un camarógrafo ocasional. De ser ese, te felicito: en todas partes defendí tu actuación. Si te apetece contactar conmigo, esta es mi dirección: epr05@hotmail.es
Un abrazo.
Ernesto.
Alberto
Claro, entonces tenemos q comprar tu libro para saber disparar.
Yo he asistido a unos cuantos cursos de tiro con autenticos profesionales q enseñan y entrenan para mil casos distintos, avanzando cada día, profesores del geo y otros como abogados y medicos especialistas en distintas áreas. …
Hay mucha gente q vive de dar cursos de bolsa pero de la bolsa viven pocos, yo intento aprender de estos ultimos q estan muy ocupados para escribir libros…
Tu has elegido ser de los primeros para alimentar tu ego y te crees q el resto de profesionales no sabemos distinguir entre churras y merinas, eso si, muy efectista y alarmista, vale para el q no tiene ni idea, los q sabemos solo un poquito de este tema a la tercera vez q te leemos ya nos cansas…
Agur
Ernesto Pérez
Amigo, te equivocas de lleno. Lo voy a poner en mayúsculas para que se vea claro, no porque esté gritando: NUESTRO LIBRO NO ES DE TIRO. NUESTRO LIBRO NO ENSEÑA A DISPARAR. NUESTRO LIBRO NO ESTÁ DESTINADO A PERSONAS QUE QUIERAN APRENDER A DISPARAR. Nuestro libro es otra cosa que nada tiene que ver con un manual de tiro, ni nada parecido.
Mi ego es el que es, el que alimenta mi hijo por las mañanas cuando me da los buenos días y un beso. No vivo de esto. Vivía de meter en la cárcel a gentuza. Te has picado más de lo debido, Alberto. Yo no vivo de escribir. Me sobraba tiempo para redactar artículos y escribir libros mientras detenía a atracadores, a maltratadores, a traficantes, etc. Ahora, por circunstancias, solo me dedico a escribir, aunque sigo yendo con frecuencia a los juzgados para declarar en las muchas causas judiciales que están pendientes de juicio y en las que participé, sin ser de las unidades que mencionas y a las que pertenecen tus profesores. Los profesionales no son buenos o malos por estar o haber estado en un cuerpo o unidad determinada. Te recomiendo leer muchos libros, pero no el nuestro porque veo que no te va a servir.
Si eres profesional de la formación policial, y además policía, y te crees que todos los que se dedican a lo mismo son perfectos docentes cualificados, es que te lo tienes que hacer mirar (el ego).
BeldUlf
Con respecto a la proporcionalidad o necsidad del medio empleado, nos han machacado e insertado en el subconsciente una serie de mentiras y gordas, también auspiciadas por actuaciones torticeras en algunos casos desde la fiscalia o judicatura…como bien dice Ernesto P. Vera, incluso sin esgrimir desde un principio arma u objeto alguno, la intencionalidad de los agresores, tres delincuenten reincidentes, violentos y en clara superioridad numérica atacando a un agente de policía, dentro de sus dependencias, asaltada a la fuerza y con el compañero neutralizado, crea la propia situación que legitima el uso del arma de fuego, pensar lo contrario es ir contranatura y la propia supervivencia.
¿Quien genera la situación de riesgo?
Los agresores con clara intención de hacer lo que acabaron haciendo o ¿Todavía pensamos que si cuatro individuos con malas intenciones y desarmados atacan a un uniformado en uso de sus facultades como agente de la autoridad, debe esperar a que le den una paliza e irse y no esgrimir su arma de fuego ( en la medida de lo posible en uso intimidatorio) hasta que alguno de los mismos saque un arma u objeto?
Vamos, que seguimos generando incertidumbres en los compañeros y soy consciente de que siempre dependeremos de una buena defensa letrada y de los fiscalea y jueces, pero «sensu extricto» a lo acaecido y su deriva hubiese sido más que legítimo, aun a pesar de ulteriores reproches sociales, políticos o incluso judiciales.