Una llamada de teléfono al 092. Una mujer informa sobre una persona en actitud sospechosa; se trata de un varón moreno, con barba, que llevaba un rato merodeando cerca del tanatorio. La central comisiona una patrulla que se desplaza al lugar. Allí se localiza a una persona que coincide con la descripción realizada por la mujer que llamó a la policía. Los policías locales comisionados proceden a su identificación, como otra cualquiera, como las miles que habrán hecho a lo largo de su carrera profesional… pero ¡zas!, el pretendido decidió que era la hora y el lugar de tener un enfrentamiento armado con los representantes de la ley e hizo uso de un subfusil. Resultado: los dos Policías Locales heridos. Hace unos días lamentablemente hemos perdido a uno de los dos compañeros que resultaron heridos, descansa en paz compañero, tu guardia ha finalizado.
Es en las distancias cortas, en los servicios más rutinarios, más insignificantes, más diarios o cotidianos cuando nos encontramos con las situaciones más desfavorables y desaconsejables para nosotros. Bajamos la guardia y nos rendimos a la rutina sin darnos cuenta. Lo he dicho y lo diré siempre: no hay que ir en un estado de alarma continua, pero sí de alerta. La alarma debe ser la situación posterior a la alerta, por lo que no hay que descuidar los pequeños detalles de nuestra propia seguridad.
La situación que vivieron nuestros compañeros no fue una intervención o servicio distinto a los que diariamente atendemos los demás que vestimos el uniforme, con la salvedad de que ellos se toparon con un desgraciado, un ser indeseable y enfermo que decidió jugar a ser la parca. Se creyó todopoderoso para decidir por los demás… desgraciadamente nos podía haber pasado a cualquiera.
Aparte de entristecerme con esta noticia, quiero utilizar estas líneas para reivindicar de nuevo el uso de las armas largas para las Policías Locales. Y eso que en este caso es posible que los compañeros que sufrieron el ataque no las hubieran portado para una intervención de esa índole, o sí, pero seguro que sí las hubieran cogido los policías locales que se sumaron a la búsqueda de este individuo que huyó del lugar con un subfusil, de tiro deportivo pero subfusil al fin y al cabo. ¡Señores que es un civil con un arma larga con munición casi ilimitada para hacer uso de ella, con una preparación más que básica para el uso de este tipo de armas y con la posibilidad de llegar a tener una cantidad obscena de ellas!
Este personaje ya demostró su locura días antes cuando mató a dos personas e hirió a otra, y sabe Dios cuál era su intención ese día cuando merodeaba cual fiera acechando a su presa por el tanatorio. “Señores que cualquier civil puede hacerse con un arsenal de armas y por mucho control que se ejerza en este país sobre ellas, más se hace sobre las policías locales; ¡qué deprimente es llegar a esa conclusión!” Podía haber sido un ataque terrorista, que es lo primero que se pensó. ¿Y si el ataque se hubiera producido en un control de documentación, de alcoholemia o drogas?
Mucho se habla de las policías locales, de si no tienen competencias en esto o en lo otro, pero señores les digo algo tan cierto como que sale el sol todos los días, y es que este colectivo presente en la mayoría de las poblaciones de este país es la primera que suele llegar a los sitios, bien por cercanía o bien porque la demarcación de las policías estatales es tan grande que los compañeros tardan en desplazarse de una población a otra. O incluso hay veces que estas policías tienen encomendadas otro tipo de tareas debido a sus competencias y no tienen patrulla para atender los servicios, o simplemente no tienen patrulla, ¿y quién atiende los servicios que estos no pueden atender? Pues muy fácil: los policías de segunda, esos que no se rigen por la estadística, y que no son otros que las Policías locales. Si no, que pregunten en la parte de Galicia, que hay comisarías de CNP que por falta de personal no pueden atender servicios y los atienden muy gustosamente los compañeros de Papa Lima, aparte de llevar adelante sus propios servicios.
Como ya mencioné en un artículo anterior, No hay policías de segunda, sino legisladores ciegos que no quieren ver la realidad de este país, en el que las policías locales se están profesionalizando y los legisladores y altos mandos de diferentes cuerpos, en vez de tomar ejemplo o sumarse al carro, solo hacen que poner trabas e impedimentos, zancadillas, obstáculos. ¿Pero a quién? Pregunto yo. Pues a las Policías locales o al ciudadano llano, que no va a poder disfrutar de una policía más profesional, más eficiente.
La estadística para el que la quiera, para aquel que quiera alardear de esto y lo otro. Las policías locales dentro y fuera de sus competencias solo se dedican a trabajar, que es lo que cuenta, y lo hacen junto a los demás compañeros de otros cuerpos. Que todos somos Policías indistintamente del color del uniforme o la coletilla, el escudo o anagrama, todos estamos en la calle dando la cara, haciendo frente a las vicisitudes de este oficio codo con codo y el que crea que no es así es que no está en la puta calle, seguramente sea un ratón de despacho.
Por eso me gustaría que, a quien corresponda (asociaciones de mandos policiales, sindicatos, representantes policiales), que empiece a demanda, a exigir a gritos una revisión de esos decretos autonómicos que regulan las armas de las policías locales y que se autorice de manera legal a este colectivo a poder portar, tener y usar armas largas en sus funciones policiales. Solo pido lo que es justo, que por derecho corresponde a estos profesionales de la seguridad. En muchos colectivos políticos se habla y solicita de una policía evolutiva, cercana, profesional, eficiente y en muchos colectivos policiales se demandan unos políticos eficientes, cercanos, profesionales y evolucionados con los tiempos que corren. A ver si ambas peticiones se cumplen.
3s Comentarios
Víctor J.
Amén…
Jose
No podría estar más de acuerdo. Acertado como siempre.
Antonio
Taser malo, escopeta mala……sin comentarios