De este vídeo me gusta el gesto del involuntario tirador: se lleva ambas manos hacia la cara, con los brazos recogidos, al tiempo que retrocede. Un gesto del todo instintivo, y por ende natural, que revela pavor sobrevenido de modo inopinado. Gestualidad de miedo, pero gestualidad llevada a cabo inconscientemente. O sea, una vez más verificamos que ante el estímulo generador del miedo inesperado, obramos como cualquier primate. Que los «Homo sapiens» somos monos sin pelo, vamos.
Y el segundo agente de seguridad, retrocede. Normal, otra reacción natural y no ensayada, que surge ante el miedo sorpresivo.