SAL EN LA HERIDA DE LAS POLICÍAS LOCALES

El pasado día 25 de enero todos nos sobrecogimos con lo que, según los primeros indicios es un nuevo atentado de carácter yihadista, perpetrado al parecer por un lobo solitario en Algeciras y que se saldó con una persona fallecida, otra gravemente herida y varios heridos de menor entidad. A ello hay que sumar el objetivo pretendido y desgraciadamente conseguido cada vez que hacen de las suyas estos actores del terror: Sembrar el miedo y la inseguridad entre toda la ciudadanía.

Y es que tras cada atentado no hay que contar entre las víctimas sólo las personas que nos arrebatan, las vidas que truncan, las familias que mutilan… si no que atacan y menoscaban los pilares propios de nuestra sociedad y nuestra forma de vivir, esa que por otro lado es la que les sirve a ellos para llegar, entrar y campar a sus anchas, cubiertos de una amalgama de derechos, pocas obligaciones y ningún respeto.

Pero este es otro tema cuyo debate acaba abandonando la lógica del sentido común y la evidencia de los datos para entrar en un terreno ya no ideológico, yo lo calificaría mas bien de sectario, por la falta de matices y la extrema simplificación de todas las cuestiones, que conduce a un posicionamiento u otro , de los dos únicamente posibles, dada la polarización existente, ya no por convencimiento o análisis reflexivo, si no por una cuestión de afinidad que parece más una cuestión de fe. Uno es de un bando u otro como es de un equipo de fútbol, y todos los mantras que emanan de su entorno son asumidos y repetidos sin más. Así, cualquier planteamiento que pretenda ordenar la inmigración acaba recibiendo la sesuda y elaborada contestación de: ¡Eres un fascista!

Pero hoy no quiero entrar ahí, aunque asumo que igualmente me pueden llamar fascista, tampoco hace falta un motivo para ello, al fin y al cabo, ellos son libres para mostrar su opinión y yo también… siempre y cuando coincida con la de esos que llevan el facha todo el día en la boca escupiéndoselo a quien osa no pensar como ellos.

Retomando el tema del que hoy quería hablar, el mismo día de los hechos en los grupos de redes sociales policiales y no policiales corrieron como la pólvora varios vídeos y fotos sobre el atentado. Entre ellos destacaría uno: Aquel en el que se ve a una patrulla de Policía Local que conduce al detenido y presunto autor del asesinato consumado y otro intentado, hasta su vehículo policial, en presencia de otras patrullas de Policía Nacional, pero los que lo detienen son, como se puede ver, los primeros que llegan, en esta ocasión los policías locales.

No tiene mayor relevancia, pues lo importante es el hecho de su detención, y como en todos los medios se han esforzado en recalcar, luego lo entregaron a la Policía Nacional. En más de un medio se aprecia de fondo un especial interés en esa puntualización, de hecho, se apresuraron en hacer circular una foto del detenido custodiado por dos policías nacionales. Estoy seguro que, de no existir ese primer vídeo, la participación de la Policía Local en los hechos según los medios hubiese sido meramente anecdótica, como sucede habitualmente. De hecho, aún existiendo, para muchos sigue siéndolo, es más, para algunos es directamente ignorada, y como muestra un botón:

El propio Presidente del Gobierno en su cuenta de Twitter oficial, deja fuera de su apoyo y reconocimiento de su labor a las Policías Locales (y autonómicas), al referirse sólo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Este es un error muy habitual, no sé si por un mal uso del lenguaje o por esa ignorancia general del trabajo que diariamente realizan las policías locales. Ojo este menosprecio no entiende de colores políticos, hoy traigo aquí el ejemplo del Presidente del Gobierno actual por la suma relevancia del cargo que ocupa, pero el trato con otros que le precedieron fue el mismo: indiferencia.

Pero esta indiferencia alcanza a mi juicio el grado de irresponsabilidad cuando se conoce de cerca el estado real de la seguridad ciudadana en nuestro país: Cuerpos estatales faltos de medios, instalaciones y personal y unos niveles de delincuencia difícilmente asumibles con dicha merma de recursos. De otro lado, las policías locales, en número el mayor contingente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que de facto asumen competencias y cada vez más funciones en materia de seguridad ciudadana, teniendo para ello que ir esquivando las zancadillas que una vetusta ley y algunos jefes policiales de cuerpos estatales se empeñan en poner.

Tal y como yo lo veo, con la debida legislación y correcta coordinación, a las policías locales debería reconocérseles el trabajo que en su inmensa mayoría ya están haciendo en materia de seguridad ciudadana. Con ello, no solo se vendría a reconocer y articular legalmente una función que ya están desempeñando, aunque algunos se empeñen en ocultarlo, si no que además sería una forma de rentabilizar y explotar los recursos públicos, y por tanto, el dinero de los contribuyentes, que a fin de cuentas es lo que debe hacer un buen gestor público, un buen político.

Imposible concluir sin hacer llegar mis condolencias a amigos y familiares de las víctimas y desear la pronta recuperación de los heridos. Tampoco puedo dejar de felicitar a los compañeros que consiguieron no solo la detención de un terrorista-asesino, si no que lo hicieron sin emplear fuerza letal, enhorabuena. Esos policías no son más policías por ser policías locales… pero tampoco menos.