Califico de sobresalientemente eficaz la reacción de la persona que protagoniza estos segundos de filmación. Según parece se trata de una agente de policía brasileño, aunque bien podría haber sido un militar, o un ciudadano particular que disfruta de un permiso de armas para su defensa y protección, lo que en España sería la codiciada licencia tipo B.
De lo que no tengo duda alguna es de que este agente ha sido bien instruido de cara a un enfrentamiento armado. Los seis segundos que transcurren desde que el primero de los tres agresores hace acto de aparición en la puerta del garaje, forzando hacia arriba el normal funcionamiento del cierre de la cochera, pudieron brindar una gran oportunidad a nuestro resolutivo superviviente. Estos segundos, que para los no entendidos pueden parecer escasísimos, no son un regalo baladí, dado que seis segundos son un mundo cuando se trata de un “a vida o muerte”, como evidentemente es el caso.
Este hombre tuvo mucha fortuna, pero como mi amigo y compañero Fali decía, “la suerte hay que buscarla”. El señor que corre a tiros a estos tres guarros tuvo suerte, sí, pero seguro que la buscó desde que decidió armarse, mentalizarse y concienciarse. Más aún desde que, como evidencia la grabación, prestó atención al entorno poniendo en valor lo que algunos definimos como “mentalidad táctica”, pero que otros denominan “chorradas”, “fantasmadas” y “fricadas”.
No sabemos, al menos yo no lo sé, si el bueno de esta película preparó su pistola antes de que se abriera la puerta del coche, pero en cualquier caso le sobró tiempo para ello (aquellos 6 segundos). Pero a tenor de lo que posteriormente se ve en el vídeo tiendo a pensar que no, que el arma ya se encontraba presta para hacer fuego; como por otra parte, y con total certeza, podemos determinar que también lo estaba la propia psique de este tirador. Suele ser más importante y vital lo segundo que lo primero, la mentalización que los medios.
Estimo que el defensor efectuó sobre diez disparos, posiblemente doce, realizando los primeros a tan cortísima distancia del atacante que cuesta trabajo imaginar que estos no alcanzaran el blanco. Es más, por lo visto sí que acertó, pese a que el delincuente abandonara el lugar dándose por patas, solo que es un falso recurso cinematográfico eso de caer fulminado al recibir plomo. De hecho, según se ha publicado en diversos medios, Eliseu Santos Paulo, que así se hacía llamar el valiente chorizo, falleció horas después en un hospital como consecuencia de las heridas sufridas durante el intento de robo. Los otros dos asaltantes parece que todavía no han sido detenidos.
Dar en el objetivo es importante, y tanto que lo es, pero lo realmente concluyente es impactar en órganos corporales concretos, algo que se consigue más veces por la intervención del factor suerte, que por la colocación deliberada de los disparos. Aunque tengo que matizar, si acaso no es una reiteración, que incluso metiendo los proyectiles donde se desea, no siempre se obtendrá un fuera de combate ipso facto.
Por si algún lector se ha despistado, no percatándose a tiempo, quiero significar que el hostil que más se aproximó a la víctima portaba un arma corta en su mano derecha; arma que además llegó a ser empleada en varias ocasiones, si bien creo que menos veces que la de nuestro valiente hacedor de gacelas bípedas.
Cuando los hostiles huyen despavoridos, aunque insisto en mi idea de que al menos uno de ellos seguramente iba derramando sangre (el que finalmente murió), el conductor asaltado regresa hasta su asiento y realiza una serie de movimientos que inducen a pensar que está afanado en la búsqueda de un cargador extra para reponer su pistola; pero que en un momento determinado la suelta para empuñar otra que, sospecho, le pudo ser facilitada por el pasajero que se hallaba sentado en el asiento contiguo (el del acompañante). De haberse producido tal eventualidad estaríamos ante un cambio de cargador a la neoyorquina: soltar un arma y asir otra, para no consumir tiempo en la reposición de munición.
Delata buen hacer en tan precipitadas, desproporcionadas y adversas circunstancias, el hecho de que todos los disparos defensivos fuesen realizados con una única mano. Fueron instantes en los que tomar una decisión acertada era una misión harto complicada, pero no puedo más que aplaudir la respuesta aquí visionada. Estamos analizando un momento en el que los instintos se entremezclan con los nervios, un perfecto caldo de cultivo para que todo salga del modo que menos esperamos, incluso estando suficientemente adiestrados. Poco tiempo para pensar y muchas cosas que hacer.
Resulta muy poco acertado sostener que es del todo contraproducente emplear técnicas de tiro a una sola mano, por riesgo de imprecisión de los disparos, como tantas y tantas veces he oído a gratuitos opinadores que nadan en la ignorancia, muchos de ellos con enormes cantidades de diplomas colgados junto a jugosas fotografías. Nuestro cerebro, ante vicisitudes de estos perfiles, ordena al resto del cuerpo reaccionar haciendo algo lo más sencillo, rápido y eficaz posible. Pero nuestro propio funcionamiento psicofisiológico ante situaciones de emergencia impide ejecutar, hay que decir que sabiamente casi siempre, determinadas tareas que resultarían de sencilla materialización en momentos de reposo emocional, como podrían ser las sesiones de entrenamiento en la galería de tiro.
Lo sencillo se hace complicado, lo complicado se torna difícil, lo difícil se escora hacia lo imposible y lo que nunca se ha entrenado se convierte en un sueño inalcanzable frente a la percepción, real o no, de un riesgo mortal.
La mentalidad táctica de quien se defendió de 3 atracadores (al menos uno de ellos armado con una pistola) le sirvió para sobrevivir a un enfrentamiento armado que apenas duró unos pocos segundos. Disparando a muy corta distancia y a una sola mano logró repeler la agresión.
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Mentalidad táctica
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Precisión en los disparos
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Movimientos
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Manejo del arma
3s Comentarios
Manuel Ortiz
Pues como bien dices Ernesto , hay un escritor, coaching, confereciante, al cual he leído en ocasiones y que al igual que tu amigo Fali, suele diferenciar en este caso entre la suerte que produce el azar y como el dice » La Buena Suerte» refiriéndose en este caso a la que cada individuo siembra a lo largo de su vida, y distingue entre la suerte por azar y «La Buena Suerte» pues la primera es muy efímera y engañosa todo lo contrario a la «Buena Suerte», esa que nos deberíamos labrar y trabajarcomo filosofía de vida pues es en esencia la que nos suele acompañar hasta el fin de nuestros días, en este mundo terrenal por lo menos… Yo siempre pienso o creo que lo pienso, tal vez hace mucho tiempo que lo leí y al final tal idea la hice mía, que la combinación de ambas debe ser la P… Dicho esto, efectivamente veo en las imágenes una excelente actuación por parte de este agente franco de servicio en las cuales quizá lo que más me sorprende es la espera que hace al asaltante para tener angulo de precisión para abrir fuego, es decir seguramente lo está viendo por el retrovisor y anticipándose y preparándose tal cual lo hubiese ejecutado el magnífico jaguar (TÁCTICA), dispara A UNA MANO, SEGURAMENTE ENCOGIDO POR LA TENSIÓN DEL MOMENTO, PERO EL INSTINTO JUNTO AL MIEDO EN ESTE CASO «AMIGO», SIMPLIFICA DE MANERA EFECTIVA EL FIN A LOGRAR. SOBREVIVIR, haciendo blanco seguramente en más de una ocasión sobre el asaltante (mentalización- determinación) para como tu bien dices acabar actuando de manera que asegura el perímetro no sin antes rearmarse ( entrenamiento real y mentalidad táctica)para asegurarse de que en esta ocasión la partida ha sido ganada. Jaque mate. ¡Aahh!, se me olvidaba,hay que estar ahí, ¿no amigo?. Un Abrazo.
Ernesto Pérez
Hola, Ortiz, ¡y yo que creía que por tu apellido solo sabías de magdalenas! Jajajajaja.
Un abrazo.
Ernesto.
Manuel Ortiz
Bueno me has pillado… Se nota que eres un poli de los de verdad. El comentario ha sido SUERTE. Lo mio es la REPOSTERÍA, JAJAJAJAJA . Un abrazo.
Ortiz.